En un hermoso día soleado, Josué tenía todo preparado para sembrar un árbol de limón dentro de su gran jardín.
Como le encantaban los limones siempre había querido tener un gran árbol de limón, pero cada árbol que sembraba no crecía y se le marchitaban todas las hojas.
Pero él pensaba que con este árbol que iba a sembrar sería diferente, porque se lo habían regalado de una de las tierras más fértiles de ciudad.
Entonces dijo “este árbol si crecerá grande y tendré una lluvia de limones en mi jardín”.
Él se sentía muy entusiasmado con todos limones que podrían crecer en el árbol.
Luego de haber sembrado el árbol, pasaron las semanas y todo iba bien, el árbol estaba creciendo y se veía que produciría muchos limones.
Siguió creciendo y comenzaron a crecer pequeños limones.
Cuando el observo esto, estaba muy emocionado, porque por fin tendría sus limones en el jardín.
Pero todavía estaban algo pequeños, así que tenía que esperar un poco más hasta que terminarán de crecer.
Después de unas semanas los limones crecieron enormes y el árbol también creció tan grande que muchas ramas comenzaron a crecer del lado de su vecino.
Como ya los limones habían crecido lo suficiente, los podía cosechar, para probar sus primeros frutos.
Cuando termino de recogerlos todos, fue probarlos y dijo “wao, este limón es una delicia”.
El árbol a diario producía tantos limones, que parecía que estuviese lloviendo limones y dejaba como si fuese una alfombra que cubría todo el suelo.
Como él se quedaba con todos los limones y no los compartía sentía que el árbol estaba produciendo demasiado y no sabía que podía hacer con ellos, así que decidió cortarlo un poco.
Pero al cortar el árbol pensando que iba a dejar de producir, solo dejo producir limones en su lado del jardín y solo comenzaron a crecer en el lado de su vecino.
El árbol arrojaba tantos limones que a diario que se caían al suelo cientos de ellos, era impresionante como producía esa inmensa cantidad de limones, era mucho más que antes.
Cuando ocurrió eso, Josué pensaba que su vecino no le daría ninguno y se quedaría con todos, como el hacía cuando tenía tantos limones.
Pero fue todo lo contrario, su vecino hasta le ofrecía recoger a diario los limones, para que siempre tuviese.
Entonces Josué quedo muy agradecido con su vecino y comprendió que siempre su vecino le demostraba su apoyo y nunca tuvo la intención de llevarse todos los limones y aprendió que lo más importante era compartir.
Autor: Samuel Frias Registrado en SafeCreative