Desde muy pequeño Matías siempre iba muy temprano a comprar su pan favorito a la panadería del señor Félix.
El lo atendía a diario con una gran sonrisa y le vendía su pan bien caliente.
Era algo que acostumbraba hacer todos los días.
Hasta que un día, el señor Félix decidió que por su avanzada edad era tiempo de retirarse, así que iba a vender la panadería.
En cuanto Matías escucho la noticia dijo “no puede ser señor Félix y ahora quien va poder hacer un pan tan bueno como el que hace usted”.
A lo que el señor Félix le respondió “de seguro vendrá otro excelente panadero igual o mejor que yo, solo tienes que darle una oportunidad”.
Pero Matías no le gustaba mucho esa idea y deseaba que el señor Félix siguiera atendiendo la panadería.
Así que ideo un plan para evitar que llegara cualquier comprador y así que el señor Félix siguiera con la panadería.
Entonces todos los que se encontraban interesados en el lugar, el los convencía que no la comprarán.
Pasaron algunas semanas y no aparecía nadie interesado en comprar la panadería.
Y el señor Félix dijo “ha pasado el tiempo y ahora he recordado todo el cariño que le tengo a esta panadería, no estoy tan seguro de poder despedirme de este lugar tan fácilmente”.
Cuando Matías escucho esto estaba muy contento y todo parecía que estaba funcionando como lo había pensado dentro de su plan.
Así que Matías se fue muy feliz a su casa y de repente apareció Abigail, una joven que quería dedicarse a la panadería como lo había sido abuelo.
Entonces ella converso con el señor Félix y le conto toda la historia de su abuelo, que era el motivo por el cual quería ser panadera.
Al escuchar esta historia le recordó a sus inicios en la panadería, así que dijo “ahora es el momento de que puede nacer una nueva historia en esta panadería y es contigo”
Así que en ese momento decidió venderle la panadería y cerraron el trato.
Al día siguiente Matías fue muy temprano a comprar su pan, pero ya no estaba el señor Félix y quedo muy sorprendido.
Abigail muy amablemente le pregunto “¿deseas algún pan?”.
Y como Matías seguía asombrado solo le pregunto “¿Donde se ha ido el señor Félix?”
A lo que ella le respondió ”él me ha vendido la panadería y se ha ido”.
Ese día por primera vez se fue sin comprar su pan.
Días después seguía sin ir a la panadería y recordó que el señor Félix le había dicho que solo tenía que darle una oportunidad al nuevo panadero que llegara.
Así que estaba con la duda sobre si iba a la panadería hasta que se decidió ir a probar el pan de Abigail.
Al llegar a la panadería le pidió el pan que siempre pedía.
Pero ella le dijo que ese pan no se estaba haciendo y le ofreció los otros panes.
Por lo que iba a escoger otro pan y le llamo la atención los diferentes tipos de panes que habían, el nunca había visto tantas clases de panes.
Como no sabía escoger cual podría ser el mejor, Matías le pidió que le recomendara el favorito de ella.
Cuando probo el pan dijo “waoo es realmente muy bueno y no sabía todos esas formas en las que se podía crear el pan.
Cada día ella creaba un nuevo pan y era más interesante como transformaba todo en un arte culinario.
A el gustaba tanto el pan que compraba más de lo acostumbrado.
Y Matías le decía a Abigail” lo que haces en esta panadería es un verdadero arte”.
Entonces ella le respondió “si, es el arte del buen panadero”.
Su panadería se había convertido en un gran éxito y cada día más crecían grandes filas para comprar sus deliciosos panes.
Autor: Samuel Frias Registrado en SafeCreative